En el corazón de la tradición navideña española, el turrón se erige como un emblema dulce que añade sabor y memoria a las celebraciones. Con una disputa histórica entre catalanes y alicantinos sobre la paternidad de este dulce, lo cierto es que su origen se entrelaza con la rica tradición culinaria árabe que permeó la península en la antigüedad. Aunque se sitúa al turrón en el entorno del siglo XVI en España, su legado se extiende y evoluciona hasta hoy.
La relación de los españoles con el turrón es notable, con un consumo promedio de medio kilo por habitante al año. Esta cifra, aunque promedio, encierra la diversidad de gustos y apetitos, donde algunos podrán consumir un par de kilos, mientras que otros podrían no probarlo. La variedad en la oferta de turrones refleja la riqueza de esta tradición, siendo los más populares los de Jijona (blando) y Alicante (duro), que juntos suman el 50% del turrón consumido. Un 20% corresponde al turrón de chocolate, y el 30% restante se diversifica entre turrones de yema, coco, frutas, entre otros.
Los turrones de chocolate y frutas se introdujeron en los años treinta y cuarenta, enriqueciendo la paleta de sabores de esta tradición. Por otro lado, la yema se acerca más a las versiones originales en tiempo, mientras que el coco hizo su entrada en el siglo XVIII, demostrando la evolución y adaptación de este dulce a nuevos gustos y tradiciones.
Más allá de las fronteras españolas, el turrón encuentra espacio en las mesas navideñas de Italia y Francia, y en Turquía, un dulce de características similares, la llamada miel turca, encuentra también su lugar en la tradición.
Aunque humorísticamente se pueda jugar con la idea de un “San-Turrón” como patrono meloso de la Navidad, debido a la textura blanda y dulzura del turrón de Jijona, lo cierto es que el turrón, en sus múltiples variantes, se ha consolidado como una pieza esencial del tapeo navideño en España y en muchos otros lugares. Su sabor no solo endulza los paladares, sino que también evoca la historia y la continuidad de una tradición que, año tras año, se sienta a la mesa con las familias para celebrar la Navidad.
Las cifras de consumo y la variedad de turrones disponibles son un testimonio de la importancia cultural y gastronómica de este dulce, que sigue siendo un protagonista indiscutible en la celebración de la Navidad.